Ni me imaginaba yo que el fin de semana de Portugal daría para tanto. Aquí os relato lo acontecido en esos impresionantes dos días.
En Lousada, ya el viernes a la tarde las cosas empezaban a dejar entrever lo que depararía el sábado, coches llegando, preparativos… Mientras tanto, yo acumulaba un retraso de 2 horas para que mi avión en San Sebastián saliera en dirección a Madrid.
La lluvia caía en Portugal, llenando el circuito de barro y haciendo temer a todo el mundo que el sábado la afluencia y el espectáculo se vieran mermadas por ello. Mientras seguían llegando coches al circuito, yo perdía mi conexión a Oporto por 8 minutos a causa del enorme retraso del primer avión. Al menos me pusieron en un buen hotel y me dieron bien de cenar, pero mi motivación había caído ligeramente.
El sábado a la mañana finalmente llegué a Oporto, de camino a toda velocidad en dirección al circuito solo veía asfalto mojado, pero el cielo parecía indicar que todo saldría bien.
La sorpresa llegó al entrar en el perímetro del evento, más de 40 pilotos inscritos provenientes de 5 naciones diferentes y con máquinas impresionantes. La cosa pintaba muy bien y mi motivación volvía a estar al 100%.